El Profesor Otto Gregory, profesor de ingeniería química de la Universidad de Rhode Island, ha desarrollado un sensor que detecta el tipo de explosivo utilizado en los atentados de París. Gregory compara su sensor con la nariz de un perro, el estándar de oro de la detección de explosivos, pues “olfatea” el aire buscando los vapores emitidos por explosivos.
Gregory está evaluando cómo su sensor detecta triperóxido de triacetona (TATP), el explosivo que los terroristas llevaban en sus chalecos, el mismo que usaron en los atentados de Londres en 2005 y también con el que Richard Reid intentó, sin éxito, detonar una bomba en su zapato durante un vuelo transatlántico en 2001.
El TATP es relativamente fácil de hacer, y los materiales están disponibles en farmacias y ferreterías, según los expertos. Pequeñas cantidades de este explosivo pueden causar grandes explosiones.
Su sensor está diseñado para monitorear continuamente un área. No necesita adiestramiento ni descansa, como hacen los perros. “Tenemos que entender que funciona como la nariz de un perro electrónico que trabaja 24/7,” dijo Gregory.
El sensor mide la energía que se libera como una molécula cuando un explosivo se descompone. Unos nanocables del sensor actúan como un catalizador que provoca la descomposición del explosivo esnifado, de modo que emite gases que el sensor detecta.
Detecta los explosivos a base de nitrógeno y a base de peróxido, dijo Gregory, que imagina al sensor situado en el interior de un avión o en la entrada de una discoteca, estadio, metro u otro espacio público, activando una alarma cuando detecta explosivos.
El primer prototipo costaría entre 1.000 y 2.000 $, dijo Gregory. Además está trabajando en una versión de mano, que estima costaría varios cientos de dólares.
Investigadores de Northeastern University in Boston dijeron que no hay nada exactamente igual en el mercado hoy en día. Un portavoz de Smiths Detection en Londres, un diseñador y fabricante líder de sensores que detectan e identifican explosivos, confirmó que la técnica de Gregory es diferente a la de sus propios sistemas. FLIR Systems Inc., con sede en Wilsonville, Oregón, hace detectores de trazas de explosivos manuales pero utiliza la luminiscencia para detectar explosivos.
Gregory está buscando el punto en el que el sensor no puede detectar un explosivo porque esté demasiado diluido. Hasta el momento, se puede encontrar una molécula de explosivo entre un billón de moléculas de aire, dijo. También está tratando de asegurarse de que el sensor no disparará falsas alarmas.
Comentó que planean probar la tecnología en una instalación de pruebas de la FAA este año y, a continuación, en contenedores de carga en el puerto de Savannah, Georgia. El trabajo está bastante maduro pero necesitará la aprobación gubernamental antes de que pueda ser desplegado.
Una portavoz del Departamento Seguridad Nacional, que financia la investigación desde 2008, dijo que no podía comentar nada sobre el proyecto hasta que esté completo.
El Departamento ha creado un centro de excelencia de expertos en explosivos para que colaboren y mejoren, conocido como ALERT (Awareness and Localization of Explosives-Related Threats Center).
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FUENTE: www.homsec.es